jueves, 30 de octubre de 2014

Soledades. Por: Manuel Silva Fernández

Soledades.

Soledad que me corroe,
soledad que tengo dentro.
Llevadme a mi casa blanca.
Ponedme en medio del pueblo.
Llevadme a mi puerta parda,
bajo el tejado bermejo.
Dadme fresco en el verano,
dadme cobijo en invierno.
Arda leña en mi cocina
como anticipo del sueño
y entre un credo y un rosario
caiga afuera un aguacero.
Quiero la luna rielando
entre el Son y Corrubedo,
quiero la nube que tapa
a Montelouro en invierno.
Dadme suradas lluviosas,
dadme los nordestes secos,
dadme el sol de los veranos,
dadme los fríos de Enero.
Dame, Dios, mi hermosa tierra,
dame, Dios, mi viejo techo,
dame mi piedra de lar,
la tertulia con mis viejos
y el "boas noites" de ley
cuando nos invade el sueño.
Pongan en mi acera gris
una losa como asiento.
Que yo, sentado en la losa,
repasaré mis recuerdos.
Vengan, pues, amigos todos,
vengan jóvenes y viejos.
Acudan para abrazarme
mis queridos compañeros.
Compañeros de la vida,
de la escuela y los rueiros.
¡Cómo no querer lo mio!,
¡cómo no querer lo nuestro!,
si lo que el pueblo me dio,
es lo que tengo de bueno.

"¡COMPANEROS DEL ALMA!, ¡COMPAÑEROS!"


(Manuel da Roura)

Nota: El último verso se lo pedí prestado a Miguel Hernández. Yo lo pongo en mayúsculas.

martes, 28 de octubre de 2014

Para recordar a un abuelo. Por Domingo Medina

Al abuelo Manolo

Del abuelo a la abuela  Elena
Dicen que cuando uno se hace muy mayor regresa nuevamente a los primeros años de su vida. Se supone que es por eso que vuelven todos los recuerdos de la infancia y la primera juventud. Yo no tengo tan claro que así sea. Me parece más bien que cuando uno presiente el final o cree que puede estar próximo, uno comienza a pensar en la manera en la que quiere que lo recuerden. Pero ya tendré tiempo para averiguarlo por mi mismo…

Como las otras cosas maravillosas –ya innumerables- que me ha traído el encuentro con Maruxa en esta vida, también al abuelo lo conocí gracias a esa coincidencia. Hace ya más de nueve años de eso. Lo primero que recuerdo es que tanto a él como a la abuela Elena les dije abuelo y abuela desde la primera vez. No hubo manera de que les llamara Don Manolo o Doña Elena. Yo que sólo conocí a mi abuela materna –mi siempre querida abuela Mereja- inmediatamente me sentí como su nieto; me gusta creer que también ellos así lo sintieron.

La Dirección de Ayotzinapa. Por: Fernando Buen Abad

Es hora de hablarnos con toda crudeza. Parte de lo que nos pasa se debe, también, a que estamos desorganizados y huérfanos de una política emancipadora. Algo de lo más peligroso que puede ocurrir a los familiares y compañeros de los normalistas asesinados; a los desaparecidos y a todo el pueblo mexicano, es ser derrotados por las trampas añejas ensayadas sistemáticamente contra toda expresión de malestar y contra toda voluntad de cambios. 

lunes, 27 de octubre de 2014

Genocidio mundial en marcha (1) Por: Hindu Anderi

El término genocidio fue asumido formalmente por la Organización de Naciones Unidas en 1948, y sirve para calificar la tragedia que asesine o ponga en peligro la vida de personas o pueblos enteros. También para llamar la atención e intervención internacionales, frente a tal violencia o matanza masiva. Aunque ello no ocurre en todos los casos, eso dice el papel.



viernes, 24 de octubre de 2014

Ayotzinapa un dolor que recorre las venas de la Historia. Fernando Buen Abad Domínguez

Alertas todos. A estas horas están activados todos los mecanismos perversos para ahogar la matanza y “desaparición” de estudiantes en Ayotzinapa, en el lodazal del olvido, de la impunidad y de la barbarie que son parte del decorado macabro que tapiza la Historia de México. 
Pensar y rabiar por los hechos criminales en Ayotzinapa es en simultáneo pensar y rabiar por los asesinatos en Tlaltelolco en 1968.  Décadas de impunidad, humillación y dolores por los que nadie carga juicio y castigo alguno. La furia de los pueblos suele tener raíces muy hondas.

miércoles, 22 de octubre de 2014

La Egosfera Por: Catherine García Bazó

Del otro lado de la ventana está la Egosfera, urbe cibernética donde el tiempo establece como lógica la obsolescencia de todo cuanto pasa. Es un espacio estructurado por las llamadas "espirales de tiempo", metáfora de plazas públicas pequeñas o grandes, que definen la morfología de los subsistemas urbanísticos.
Sin embargo allí todo es fugaz y aparente; nada permanece, pues impera en ella el régimen de los attosegundos[1] hecho que altera considerablemente la escala humana del tiempo y genera en quienes la visitan de manera recurrente un jet lag que deviene en la "ausencia de darse cuenta".

Hace cinco años llegué a la Egosfera, como muchos inicialmente retraída, pero animada por la publicidad que del lugar hicieran algunos personajes muy conocidos de la Esfera Fragosa, nuestro mundo de origen, donde los sentidos permiten aún interactuar con el mundo circundante en perfecta sincronía espacio/temporal y los animales coexisten con nosotros.

miércoles, 8 de octubre de 2014

El porvenir incierto. Por: Fidel Castro Ruz

En su evolución, el Homo Sapiens, como ser pensante único entre millones de especies vivas, jamás tuvo idea de la naturaleza y la razón de su existencia. 
Fidel Castro
Dotado de la capacidad de pensar, estaba regido por severos instintos. Nada sabía del resto de su maravilloso planeta. No se conoce siquiera desde cuándo posee esa capacidad; en raros casos se afirma que hace un millón de años o un poco más, pero en general se considera que no más de 200 mil años.
Hoy se conoce que el número de planetas con apariencias similares al nuestro se eleva a miles de millones en la misma galaxia donde se ubica el nuestro, dentro de lo que se denomina universo. Espero no ofender a nadie por abordar el tema de lo que somos o creemos que somos.